Yelimar Requena | Prensa LVBP
Caracas.- “El que nace pa’ martillo, del cielo le caen los clavos”. A Jesús Sucre le tomó tiempo entender aquel refrán popular en las zonas caribeñas donde la salsa siempre es un grato punto de encuentro. Nacido en Cumaná, estado Sucre, eran muchas las cosas que disfrutaba el pequeño hijo de la Sra. Tibisay. Jugar beisbol no era una de ellas. No obstante, había un talento que iba a cultivar así fuera a regañadientes.
“No me gustaba el beisbol para nada, prefería el futbol y hasta el básquet. Pero mi mamá insistía en que el beisbol era para lo que yo era bueno. Desde los seis años me comenzó a llevar a practicar, casi que arrastrado. Ella siempre dijo que yo tenía con que ser un gran pelotero y quiero creer que no se equivocó (risas)”.
Poco fue el tiempo que le tomó a Jesús encariñarse con el terreno. Se hizo rápidamente un buen shortstop, con destacadas habilidades, pero ese no era el camino que estaba llamado a seguir. Fue como receptor que los amantes del beisbol profesional comenzaron a saber de él en la temporada 2010, cuando hizo su estreno con los Leones del Caracas.
Nada ha sido casual en su historia. Sus inicios en el campocorto lo hicieron amar la pelota, su cambio a la receptoría, le ayudó a entenderlo con ojo crítico. Cinco años con los Leones le sirvieron para adaptarse a la posición y defenderla con seguridad. Su actualidad con Magallanes es el reflejo perfecto de su crecimiento como pelotero. Sobre cual equipo es mejor, confiesa que hay cierta magia en el dugout turco que no está en otro lado.
“He tenido la oportunidad de jugar con Caracas y Magallanes, he vivido la rivalidad desde los dos extremos y de verdad Magallanes es otra cosa. El ambiente siempre sugiere una fiesta, hay una motivación constante, retumban los tambores. Somos un equipo alegre, somos la propia familia venezolana”.
Desde su debut en Grandes Ligas, el 24 de mayo de 2013, Sucre ha hecho gala de aquel talento del que su madre presumía. Además de su dominio total de la receptoría, ha actuado como lanzador en varias ocasiones, convirtiéndose en uno de los pocos jugadores de posición criollos que ha sido llamado a la lomita en dos ocasiones distintas. Y es que el cumanés definitivamente sí nació para el beisbol.
En su hogar, junto a su esposa Beriuska y sus dos hijos, Jesús Eduardo, de seis años, y Samara, de año y medio, se respira mucha pasión por el beisbol. Los consentidos de la casa disfrutan de ver a su padre en el terreno y hasta se uniforman para alentarlo cuando llevaba el peto de Seattle y, más recientemente, el de Tampa Bay.
Quizás, en unos cuantos años, haya otro Jesús Sucre cautivando a los amantes de las bolas y los strikes. Sobre eso el careta de la nave asegura que “tu no escoges al beisbol, él se empeña contigo, él te obliga a quererlo, a vivirlo con pasión”.
Jesús Sucre reveló que Henry Blanco y Ramón Hernández fueron sus tutores en la receptoría
Ir a la playa, si es en Cumaná mejor.
Omar Vizquel. Su pasión de juego es algo de otro planeta. Estoy seguro que va a ser Salón de la Fama. Pago lo que sea por él.
Mis padres. La familia y Dios lo son más importante para mí.
Nunca dejes de lado la humildad. El talento llama la atención, pero la humildad marca pauta.
Omar Vizquel, otra vez, no hay otro.
El día que llegue a Grandes Ligas.
Para mi nueva posición, Ramón Hernández y Henry Blanco me enseñaron gran parte de lo que sé. Me costó bastante adaptarme a la posición y ellos fueron vitales para hacer el cambio.
La constancia.
Nada. El beisbol está perfectamente pensado, hasta lo más insólito ya se lo imaginaron, por eso tiene tantas reglas.
El zurdo de los Medias Rojas, Chris Sale.
Hace casi tres años. Estaba en el Spring Training y recibí la noticia de la muerte de mi madre fue un momento terrible para mí.
Ser humilde y mantener el enfoque.
De mi familia.
La humildad. De verdad creo que es lo más importante para todos.
Dirán de todo, pero yo no vivo de la gente.
Cocinero seguro que no. Se me quema hasta la ensalada (risas).
El de la UCV.
Margarita por sus playas.
Después de llegar a Grandes Ligas, creo que lo he hecho todo.
Me gustaría ser manager.